
15 Dic Aquí y Allí (V)
1905, 3 de diciembre: Nace en Gijón Manuel Rodríguez Lana, ‘Marola’. Pintor y dibujante, fue un nombre esencial en las artes plásticas asturianas del siglo XX. Marola tuvo especial repercusión como caricaturista en varios diarios locales y revistas nacionales. Posicionado en el bando republicano, durante la Guerra Civil publicó varios dibujos en la prensa, así como el diseño de un célebre cartel y un sello postal para el Consejo de Asturias y León. Como caricaturista, humorista gráfico y pintor tenía un estilo próximo al art decó y como pintor era, además, expresionista. Tras la guerra sufrió prisión, fue condenado a muerte y su pena posteriormente conmutada. A partir de entonces comenzaron unos años en que su vida personal estuvo marcada por las estrecheces y los continuos viajes profesionales entre Gijón y Madrid, donde ejerció como caricaturista desde mediados de la década de los 40. En 1962 empezó a exponer sus pinturas, momento en el que su labor como ilustrador pasó a un segundo plano. Establecido como pintor de renombre, actualmente está reconocido como uno de los mejores artistas asturianos de esta época, junto a nombres como Mariano Moré, Goico Aguirre o Nicanor Piñole. Falleció en Madrid en 1986,
1984, 14 de diciembre: muere Alberto Fernández Blanco. Ciclista icono de este deporte en España durante la década de los ochenta, formó parte de una quinta en la que compartió pelotón y podium con nombres igual de carismáticos como Perico Delgado, Pello Ruiz Cabestany, Marino Lejarreta o José Luis Laguía. En el momento de su muerte, Alberto Fernández estaba en el culmen de su carrera. Natural de Cuena (Cantabria), fue un excepcional corredor en etapas de montaña, logrando un total de 30 victorias durante los años que estuvo en activo (1978-1984). Apodado «El Galleta», militó en equipos ya desaparecidos como Zor o Teka, y conquistó varias etapas en algunos de los campeonatos más destacados del circuito como el Giro de Italia y la Vuelta a España, donde se quedó a tan solo a seis segundos de alcanzar el primer puesto en la clasificación general en 1984. No se perdía una escapada. Su apodo no responde a una cuestión deportiva, sino al lugar donde vivió el grueso de su infancia: Aguilar de Campoo, localidad palentina próxima a su pueblo natal en la que se agrupaba entonces una potente industria galletera. Falleció el 14 de diciembre de 1984 en un accidente de circulación y con él se fue uno de los grandes del ciclismo español de la década y, quien sabe, de la historia.
Aquí: 3 de diciembre de 1992: el petrolero ‘Aegean Sea’ naufraga frente al puerto de La Coruña. El cielo y el mar de Coruña se tiñeron de negro en aquella fría mañana de diciembre. Por primera vez la Torre de Hércules se quedó sin horizonte. Sin foto de postal. El buque Aegean Sea (‘Mar Egeo’) había encallado a escasos metros de la línea de costa, vertiendo al mar miles de toneladas de petróleo y causando una catástrofe medioambiental en la zona que solo se vería eclipsada por el hundimiento del Prestige, diez años más tarde. El incendio de sus depósitos fue un espectáculo desolador, y aunque no hubo que lamentar fallecidos, el daño ecológico generado fue de una gravedad como no se recordaba desde el hundimiento del ‘Urquiola’ en 1976. Fue entonces cuando los gallegos se unieron bajo la plataforma ‘Nunca Máis’, con el objetivo de reclamar las responsabilidades medioambientales y políticas de estos sucesos. Se calcula que la catástrofe ecológica del Egeo afectó a casi 4.000 pescadores y mariscadores a lo largo de más de 300 kilómetros de costa. El esqueleto del buque reposa desde entonces a 50 metros de profundidad frente al puerto de La Coruña. Las llamaradas y las columnas de humo negro que recortaron el horizonte de la bahía coruñesa durante noche y día son estampas que difícilmente podrán olvidar quienes las vieron in situ.
Allí: 12 de diciembre de 1904: José Echegaray recibe en Estocolmo el Nobel de Literatura. Echegaray se convirtió en el primer español en recibir un Premio Nobel. Dramaturgo, ingeniero, político y matemático, compartió el galardón de Literatura con el poeta provenzal Fréderic Mistral. Una distinción que, en ese momento, pareció no ser del agrado de todo el sector, ya que recibió multitud de criticas por parte de los autores modernistas y de la Generación del 98. Ángel Ganivet calificó sus obras de «estupendos mamarrachos» y los críticos posteriores apenas las consideraron algo más que una imitación insustancial de Calderón de la Barca. En teoría, la Academia Sueca había manifestado su preferencia por el dramaturgo catalán Ángel Guimerà, cuya superioridad como artista creador con respecto de Echegaray parecía evidente; presiones y conveniencias oficiales inclinaron la balanza en favor del madrileño. A pesar de eso, su cara apareció durante muchos años en el billete de mil pesetas que circuló entre 1971 y 1981. Una circunstancia anecdótica que, en todo caso, ha eclipsado el resto de su polifacética vida, pero que sin duda le hizo muy popular. Y es que, seguramente sin saber quien era, TODOS los españoles llevaban su retrato en la cartera por aquellos años.