
30 Dic «El Rock and Roll tiñó de color una Asturias en blanco y negro»
Pocas personas conocen tanto sobre música como Javier Pedraces. En la era en la que gobiernan con mayoría absoluta la coalición del trap y el reguetón, este coleccionista e investigador musical, nacido en Cangas de Onís allá por 1975, ha decidido ir a contracorriente. Acaba de publicar su segundo libro, Asturies ‘60. Orígenes y desarrollo del Rock and Roll en Asturias (1956-1969), en el que desgrana el desembarco de la música amplificada en el Principado a través de más de 100 entrevistas y 500 fotografías. Un recorrido imprescindible para entender, con el permiso de los años de la Movida, cómo un estilo musical logró «teñir de color una región que vivía en blanco y negro».
El interés por la música le viene a Pedraces desde que era niño, impulsado por el hermano mayor de uno de sus mejores amigos. «Mi primer disco debió ser uno de Los Ilegales», recuerda. Su insaciable interés por la música de los noventa le hizo preguntarse cómo se había llegado hasta ese punto. La respuesta, como siempre, empieza a fraguarse en el origen y eso fue lo que decidió comenzar a investigar el cangués hace siete años. «En los años cincuenta el rock viaja desde Estados Unidos hasta Reino Unido, por lo que la influencia de los grupos españoles es americana, pero a partir de los sesenta la atención se focaliza en las islas», explica.
Y es que para que el rock and roll atravesase la Cordillera Cantábrica los asturianos tuvimos que esperar hasta los primeros compases de los sesenta ya que, como asegura el autor, «no existían por la zona bases militares americanas». «Los militares trajeron consigo su cultura y, por ende, su música», matiza.
El primer registro que se tiene de la llegada de la música ‘electrificada’ al Principado se recoge, a modo de burla, en uno de los diarios regionales de más tirada. Ni siquiera ellos fueron capaces de ver lo que se les venía encima. Y para escuchar el primer ritmo rockanrolero tenemos que avanzar hasta 1961 con Los Juniors (Oviedo); Los 106 (Oviedo) y Los Juvachos (Langreo). Ellos fueron la semilla de un movimiento que en muy pocos años sufrió «una explosión brutal». El resto de la historia tendrán que leerla en el libro.

El volumen es una joya que cuenta con un amplio índice onomástico de casi 1.500 entradas, que abarcan a la mayoría de músicos y conjuntos asturianos (más de 150) de la época, incluyendo a grupos y artistas nacionales e internacionales que actuaron en el Principado o guardan una relación con lo que sucedió musicalmente en la región: «Es innegable que la visita, por ejemplo, de The Beatles a Madrid y Barcelona en el 65 tuvo mucho impacto porque estaban todos los músicos pendientes».
El libro puede encontrarse en las principales librerías de Asturias, y a pesar de que se presentó oficialmente a principios de diciembre, está previsto que el autor vuelva a hacerlo en Oviedo y Gijón en los próximos meses. Solo hay que echar un vistazo a la trayectoria de Pedraces para darse cuenta de que le apasiona lo que hace. En 2015 publicó junto a Ana Corredera el libro Abriendo Camino, en el que recogen la escena musical en el oriente de Asturias. Tres años más tarde escribió el artículo ‘La Nuechi Celta de Corao, un Woodstock asturianu’ y en 2019 dirigió el documental ‘Abriendo Camino. Música de la periferia urbana’, en el que repasa audiovisualmente la escena musical del pop y el rock de varios concejos rurales asturianos.
El trabajo de Pedraces es un soplo de aire fresco para un estilo de música que, aunque pese, se encuentra sumido en una etapa de decadencia y nostalgia. Lo que ha conseguido este investigador musical es dar una vuelta de tuerca al rock and roll, una música que, a tenor de su público y su presencia mediática, ha cambiado drásticamente de sitio, puesto que ahora donde de verdad se escucha no es en los bares, sino en los libros.