Pilar S. Vicente: «Las mujeres están más predispuestas a leer libros escritos por hombres que al revés»

Pilar S. Vicente: «Las mujeres están más predispuestas a leer libros escritos por hombres que al revés»

CUESTIONARIO CANTÁBRICO: PILAR SÁNCHEZ VICENTE

La escritora y documentalista asturiana Pilar Sánchez Vicente inaugura nuestros ‘Cuestionarios Cantábricos’. Una serie de entrevistas en las que diversas personalidades del ámbito de la cultura, la enseñanza y las artes nos revelan sus afinidades, debilidades, preferencias o disconformidades -que de todo hay- vinculadas a nuestro tiempo y nuestro espacio. Pilar responde esta batería de preguntas desde su casa gijonesa, a pocos metros de la orilla del Cantábrico. ¡No podía ser menos!

Nombre completo, lugar y fecha de nacimiento:

Parez un interrogatorio… (risas) Pilar Sánchez Vicente, Xixón, 11-11-1961 (por si algún me quier felicitar y no tien el chivatu de Facebook –only old people-). Y si queréis saber más, en la mi páxina pilarsanchezvicente.es está todo, hasta semeyes de la más tierna infancia…

¿Qué sitio de Asturias o del Norte asocia a su primer recuerdo de infancia?

De aquella no se viajaba mucho., en mi caso más bien poco. El primer recuerdo de la infancia es verme subida en la mesa de la cocina mientras les muyeres de la casa (madre, güela, tía güela) me tomaben medidas. De aquella la ropa se hacía en casa. Y del mundo animal, me queda el imborrable olor a orín de aquellos probes ciervos, venados y corzos encerrados en jaulas en el parque Isabel la Católica, y, cómo no, de la osa Petra en Oviedo. ¡Grandes atracciones vivas! 

Como gijonesa, ¿cuál o cuáles son los rincones que cree mejor definen la ciudad?

El Cantábricu xabaz, el horizonte, el olor a salitre… La mar, siempre la mar en todos sus rincones, recovecos, fachadas, pedreros, playas… la ruta del colesterol, que convierte a esta villa en el paraíso de las personas jubiladas.

Y de los espacios que recuerda ya desaparecidos del paisaje gijonés ¿cuál recuerda con más cariño?

El puerto, sin duda. La Cimavilla de les pescaderes y los pescadores, el olor a saín, el ruido del hielo al caer de la tolva a las cajas, el vértigo al sentarte en los norays y mirar la mar –siempre la mar-. Aquella plaza del pescado llena de voces, gritos, olores, mariscos que coleaban vivos, mandiles a rayas negros y verdes, afiladas hachuelas y machetes, cuchillos que seccionaban con destreza los peces, los camiones de oricios a la puerta, el ruido, el barullo…la vida callejera.

Su lugar ideal del Norte (o del mundo) para disfrutar sería… 

Una casina frente a la mar, con una cristalera en plan Dalí o Neruda para escribir mis novelas. Ni menos ni más.

Sobre gustos está todo por escribir, así que ¿cuáles son sus favoritos?

Libro: Aprendí a leer con el Segundo Manuscrito de Dalmau, una edición de 1925 que años más tarde me encuadernarían las Pelayas. Era también un libro de viajes, despertó en mí la ilusión de recorrer mundo y lo conservo como un tesoro.

Película: Últimamente vi dos series que me gustaron mucho:, Reina y Kleo. Por lo demás, vería mil veces Casablanca

Disco: Rosendo, el único Mercado fiable. 

Farturina: De oricios, bugre o ventrisca (la mar, siempre la mar)

Persona: El mi fíu, pa que te voy a engañar.

Acontecimiento histórico: La guerra de los astures contra Roma (que se note que ahora reedito la novela de La Diosa contra Roma). Fue la primera que perdimos –que se sepa- y nunca ganamos ninguna otra, pero esa lucha épica de David contra Goliat, esa forma de vida comunal y asamblearia, esa resistencia suicida, ese luchar aunque solo sea previsible la derrota, palos y piedras contra sofisticadas armas, me fascina. Es el germen de todas las guerrillas. 

De entre sus libros ¿tiene especial preferencia por algún título concreto?

Mentiría si tuviera que seleccionar uno, todos forman parte de mi vida en un momento dado. Cada uno supone meses y años de estar inmersa en una época, en una historia, vestida con la piel de otros personajes que son casi personas cuando habitan dentro de ti. Pero si hubo uno que se convirtió en un bombazo y augura tener larga vida es el de Mujeres Errantes. Le debo el salto literario y el inicio de las rutas por Cimavilla –a las que luego sumaría La hija de las mareas-. De hecho hoy [por el lunes pasado] estaba el 4º en Amazon, casi cinco años después y con lo fungible que es este mercado.

¿Cómo definiría el momento actual de la literatura en Asturias y en España?

Un momento dulce. Se escribe mucho, aunque eso tampoco quiere decir que se venda y lea otro tanto en consecuencia. Según publicaba Zenda en junio de este año, según un informe de las librerías, el 86% de los títulos vende menos de 50 ejemplares al año. Y no va a ser que vayan todos los lectores a las bibliotecas, porque también perdimos clientela. En ese sentido, me considero una afortunada, tengo un público fiel y creciente, que no es poco.

¿Qué autores reivindicaría para descubrir o releer?

Autoras. Recomiendo autoras, siempre. De los 55 a los 65 años, por cada 10 mujeres que leen habitualmente hay 17 hombres que no abren un libro. Una encuesta realizada por Goodreads reveló que el 80% de los títulos escritos por mujeres fueron leídos por mujeres, quienes también leyeron el 50% de los libros escritos por hombres. Dicho de otro modo: las mujeres están mucho más predispuestas a leer libros escritos por hombres que al revés; a los hombres parece importarles más bien poco lo que pueda explicarles la otra mitad de la humanidad. Es lo que se ha dado en llamar la discriminación difusa, un proceso que inicia por el principio: no te leen por ser mujer. 

Sociología parda: ¿Por qué los asturianos nos peleamos tanto en casa, y a la vez nos tratamos de hermanos al cruzar más allá del Negrón?

Asturies padece un claro complejo de inferioridad respecto a lo propio en todos los ámbitos y esto se ve también en lo literario, sobre todo en las escritoras y no hablo tanto por mí como por otras compañeras del mundillo. Me dan mucha envidia en ese sentido Euskadi, Cataluña y Galicia, por poner ejemplos cercanos. Cualquier obra, por mediocre que sea, de un autor o autora de esas comunidades ya no es que tenga una mayor repercusión mediática, es que el público lector la considera prioritaria en su lista. Aquí todavía preferimos cualquier obra ra que sea de fuera, como si nos diera vergüenza lo nuestro o si por ser de aquí su calidad fuera inferior. La coordinadora de un club de lectura –no digo de dónde- me confesó en público que nunca se le pasó por la cabeza programar autores de Asturies, y eso que contaría con nuestra presencia. Para ella la Literatura con mayúsculas, se hace fuera. ¡Hay que jodese!

¿Asturias tiene remedio? ¿O en eso ya hemos obtenido todos la plena igualdad?

Seguimos siendo poco más que una Diputación, esa ye la realidad. Solo hay que ver que no se legisla. La Ley de Presupuestos es siempre la última del año y hay años que es ¡la tercera! Y las otras dos seguramente hayan sido trasposición de alguna estatal… Somos la única comunidad autónoma sin Ley de Bibliotecas, y el borrador es obsoleto, cuasi decimonónico. Nos falta savia nueva, y en este sentido lo más sangrante es que no aplicamos la administración electrónica, obligatoria desde el 2007, ni el teletrabajo. ¿Cuál es el problema? Los puestos de mando están copados por personas mayores con una gran resistencia al cambio por pereza, ignorancia y/o desconfianza. Es una gerontocracia mal entendida, un obstáculo para el desarrollo. También seguimos sin ley LGTBI, cuando la mayoría de comunidades la tienen ya. Y somos los únicos sin una Ley de medio ambiente y sostenibilidad que derogue el RAMINP del año 61, derogado en el resto de España ya en los años 80-90. Hasta la sidra, nuestro baluarte económico esencial –agricultura, producción, consumo- está perdiendo su especificidad por no contar con el apoyo institucional necesario. ¿Sabes cuánto invierte el Gobierno vasco en promocionar la sidra fuera de su comunidad? Somos el único lugar del mundo con producción sidrera donde se escancia y en lugar de prohibir los tapones y fomentar el escanciado, estamos permitiendo que otras comunidades exporten esa técnica como suya. Por no hablar de que tenemos la población envejecida y la natalidad más baja del mundo mundial. Y paro ya que me caliento. No sé si tenemos remedio, pero como no espabilemos, mal nos va.

Rafael Alvarez-Balbuena
revistacantabrica@gmail.com